domingo, junio 02, 2013

La Niebla (John Carpenter's The Fog, 1980)

La niebla es el cuarto largometraje de John Carpenter para la gran pantalla, y el segundo en el género de terror, tras La Noche de Halloween en 1978. No hay que confundirla con su reciente remake Terror en la Niebla (The Fog, 2007) ni con La Niebla (The Mist, 2005) dirigida por Frank Darabont, y basada en una novela de Stephen King.

Recuerdo haberla visto hace unos diez años, en una de esas noches de verano en las que sacaba la tele y el VHS al patio, juntaba a algunos amigos y comíamos palomitas mientras disfrutábamos de algún clásico del terror. Si no me falla la memoria, aquella noche hicimos programa doble con, de hecho, La noche de Halloween. Y debió ser la comparación con el clásico definitivo del maestro Carpenter, lo que dejó en mí un recuerdo de La Niebla como una película flojita y olvidable. No obstante, vista hoy, con algo más de perspectiva y criterio fílmico que el de entonces, la película ha ganado algunos enteros.



El pequeño pueblo costero de San Antonio Bay, es víctima de una antigua maldición, por la cual, los fantasmas de Sam Blacke y de su tripulación abordo del Elizabeth Dane, vuelven a la vida en busca de los descendientes de sus asesinos. Cuando un banco de niebla se aproxima a San Antonio Bay en la noche de su centésimo aniversario, los muertos se cobran su venganza.

Es una premisa sencilla, pero funciona. La leyenda de la antigua maldición es en verdad inquietante y se expone inteligentemente dosificada en dos escenas, una al comienzo (genial ese lobo de mar rodeado de niños junto al fuego)
y otra más tarde hacia el ecuador del filme, (relatada esta vez por el sacerdote del pueblo) que ofrece más detalles dando a la historia el trasfondo necesario.



Me resultó bastante acertado incluir un personaje que condujera a los protagonistas por el camino correcto, a través de una emisora de radio que emite desde el faro del pueblo. Así, del mismo modo que un faro orienta a los barcos perdidos cuando hay niebla, la locutora Stevie Wayne (Adrienne Barbeau), intenta salvar a su hijo y a quienes le están protegiendo.

 
La película cuenta además con otros atractivos. La cuiadada fotografía de Dean Cundey ha resistido bien el paso del tiempo y la banda sonora compuesta por el propio Carpenter y orquestada con sintetizadores por Dan Wyman dota a la película de una atmósfera de lo más sugestiva.



 
Además, siempre es un placer ver a Jamie Lee Curtis, aun en un papel tan simplón como el que aquí representa, y tanto más asombroso es ver a su madre, Janet Leigh, algo entrada en años pero totalmente en forma y poniendo gran pasión en su trabajo. También hay que destacar la presencia de Hal Holbrook haciendo del Padre Malone; Holbrook es uno de esos actores de los que te suena la cara, y cuando te das cuenta ha trabajado en casi todas tus películas y series favoritas.




En lo negativo, le achacaría cierta oscuridad en la trama. No queda claro que las víctimas sean descendientes reales de los asesinos o simples elecciones al azar. Por otro lado, no se nos muestra como el resto del pueblo afronta la maldición, sino que en los últimos minutos, San Antonio Bay parece estar desierto a excepción de los protagonistas.


También señalaría algunos efectismos poco sutiles. No me refiero a la niebla, que está muy bien representada, ya sea con máquinas de humo o mediante efectos ópticos, sino  a ciertos trucos de la vieja escuela que podrían haberse rodado con más sutileza. Por otro lado, puede que el ritmo sea algo lento para nuestros días, aunque no hay que olvidar que la película tiene ya 33 años.

En resumen, La Niebla es quizá un clásico menor, pero hará pasar un buen rato a los fans del cine de terror, gracias a al agradable clasicismo formal propio del mejor John Carpenter.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

acabo de encontrar el blog desde un android y me parece excelente.felicitaciones

Anónimo dijo...

la primera vez que la vi estaba en el colegio, meparecio bastante buena.