sábado, julio 19, 2014

El amanecer del planeta de los simios (2014)

Matt Reeves, director del aclamado remake americano de Déjame Entrar (2010) y la entretenidísima Monstruoso (2008), fue el seleccionado para dirigir la segunda parte del reboot de El Planeta de los Simios. Un reinicio que, afortunadamente, nos está haciendo olvidar poco a poco el bochornoso intento de Tim Burton de reactivar la franquicia en 2001.

Un grupo de simios evolucionados genéticamente, capitaneados por César, se convierte en la raza dominante del planeta Tierra. Su única amenaza de crecimiento es un grupo de humanos que han sobrevivido a un virus devastador desatado en la década anterior. Ambas especies han conseguido obtener una tregua de paz.



El éxito y la buena acogida de la primera parte, cuyo final dejaba a las claras su intención de convertirse en una saga, hacía que las espectativas en torno a su secuela fueran muy altas. Puedo decir, y seguro que no soy el único, que El Amanecer del Planeta de los Simios las ha cumplido sobradamente.

Tras un prólogo en el que nos resumen la entrega anterior, da comienzo el filme con una magnífica secuencia de apertura, que muestra a los simios cazando, así como su apacible existencia en en la zona boscosa de San Francisco. Con la inevitable aparición del ser humano se produce un leve decaimiento del interés; y es que tras el majestuoso inicio, pareciera que las miserias humanas (su supervivencia en comunidades reducidas, su puesta a punto de arsenales bélicos, sus motivaciones y conflictos) no tuvieran nada que aportarnos. Por momentos deseé una trama en la que el ser humano se hubiera extinguido por completo (o su importanica fuera mínima), para conocer mejor a César, a Koba y a Maurice.



A pesar de ciertos tópicos en este primer acto, algún personaje prescindible y unos diálogos algo manidos, la película se reactiva en el segundo acto, sorprendiendo y emocionando con una rítmicamente intachable historia sobre la amistad, la familia, el amor y la traición. Es de reseñar el trabajo de los guionistas Mark Bomback, Rick Jaffa y Amanda Silver. Porque siempre es agradable, a la par que asombroso, encontrar buena narrativa en un blockbuster de verano. Aventuro que han sido manos distintas las que han redactado el primer y segundo acto, en caso contrario no se explica que haya momentos tan inspirados conviviendo con diálogos tan tontos y personajes tan imbéciles como el tal Carver (Kirk Acevedo) o faltos de carisma como Malcom (Jason Clark) y Dreyfuss (Gary Oldman).



Hay que destacar también el buen trabajo de Michael Giacchino en la BSO, y el de los técnicos de FX, que además de ofrecernos imágenes de gran belleza e impacto, funcionan aquí como una prolongación natural de los actores de mocap, Toby Kebell (Koba) y el veterano en estas lides, Andy Serkis (César). La sinergia de ambas disciplinas es poco menos que perfecta; César por si mismo (y Koba en menor grado), con su mirada, su porte y sus frases lapidarias compensa la brocha gorda con la que se han trazado los personajes humanos, hasta el punto que inlcuso un grandísimo actor como Gary Oldman, queda eclipsado por sus antagonistas homínidos (los malditos monos, como los llamaba Charlton Heston).

El desenlace, como no podía ser menos, es pura adrenalina y efectos especiales, pero durante toda la película prevalece ese cariz emocional que nos mantiene atentos e interesados. En definitiva, considero que estamos ante un blockbuster de calidad, con empaque visual, buenos diálogos (exceptuando algunos en el primer acto) y un montaje excelente que hasta nos deja ciertas enseñanzas morales sin caer en topicazos ni resultar aleccionadora en exceso.