martes, marzo 22, 2011

En compañía de lobos (The Company of Wolves, 1984)

No he visto demasiado de Neil Jordan, pero películas como Nunca fuimos ángeles o Entrevista con el Vampiro son una muestra de lo bien que se desenvuelve el irlandés en géneros tan dispares como la comedia de enredo y el terror gótico. Es por eso por lo que siempre ha tenido mi respeto. Fue no hace mucho cuando decidí darle una oportunidad a una más de sus películas.


En compañía de Lobos, rodada en 1984, es una revisión adulta del cuento de Caperucita, llamada Rosaleen para la ocasión, e interpretada por Sarah Patterson, una jóven actriz que luego hizo de Blancanieves y de la que nunca más se supo, lo cual es una pena, pues su presencia en En compañía de Lobos es arrebatadora. Bien, pues la pequeña Rosaleen, tras experimentar la muerte de su hermana, y alimentada por las historias que su abuela le cuenta, comienza a sentirse a la vez temerosa y fascinada por la figura mítica del hombre lobo. El guión corre a cargo del propio Neil Jordan y Angela Carter, autora también del libro La cámara sangrienta, en cuyos relatos se basa la película.




Sin información previa, el film se presta a la confusión y puede darnos más de una sorpresa. A juzgar por el cartel original, no tan bucólico como el que incluyo aquí (pues aquel sólo mantenía la imagen de las fauces del lobo saliendo de una boca humana) pareciera que vamos a ver una película de terror. Sin embargo, en sus primeros minutos, se asemeja más a una de esas bienintencionadas producciones infantiles tan típicas de los ochenta, con un cuidado diseño de producción y vestuario de época. Pero que nadie se llame a engaño, pues En Compañía de Lobos es en realidad una historia sobre el despertar sexual de los jóvenes durante la pubertad, la fascinación y la curiosidad ante lo prohibido, y en definitiva, la pérdida de la inocencia. En esto se parece a esa genial producción animada de Disney, también con un subtexto bastante perturbador; Alicia en el País de las Maravillas (1951).


La abuela (Angela Lansbury, en un papel hecho a su medida) siempre cuida de que su nieta no abandone nunca el sendero principal del bosque y de que evite a los hombres cejijuntos que merodean por las espesuras. Pero la curiosidad de la joven provoca que una y otra vez se vea envuelta en situaciones peligrosas, hasta la escena culminante en que Rosaleen es enviada por su madre a llevar una cesta de comida a su abuelita (¿Os suena?), que la llevará irrebocablemente a encontrarse con el sibilino y seductor hombre lobo.


En el reparto también está presente David Warner, que a pesar de su demostrada eficiencia en otros títulos (Titanic, Tron, La Profecía) aquí queda relegado a un papel muy secundario. No obstante, también los padres de Rosaleen (el propio Warner y Tusse Silberg), tienen una importancia clave en la transición de niña a mujer que experimenta su hija.


Es difícil valorar esta película porque tiene numerosas virtudes técnicas y narrativas, pero también algún aspecto censurable. Jordan es capaz de transportarnos a un universo legendario y mágico gracias al trabajo sobresaliente del departamento de arte, y a la atmósfera onírica lograda a través de la música, la omnipresente niebla y el espléndido trabajo actoral. También es destacable la labor de los ingenieros de efectos especiales, que consiguen una de las mejores metamorfosis de hombres lobo que he visto jamás en el cine (teniendo en cuenta que hablamos del año 84). No en vano el film obtuvo los galardones a Mejor Película y Mejores FX en Sitges '85.


En el aspecto negativo, es posible que a algunos les parezca una película demasiado lenta. La trama principal se interrumpe en un par ocasiones, dando paso a historias independientes sobre hombres lobo (sin duda son relatos incluidos en la novela de Carter, narrados aquí por el personaje de Angela Lansbury), que aunque están contextualizadas y tienen cierta relevancia, ocupan a mi juicio demasiado metraje y desvían la atención de la trama principal. Del mismo modo, algunas secuencias se alargan innecesariamente, como la interminable persecución del principio.


No obstante, creo que estos detalles no empañan en absoluto el resultado final; Se trata, finalmente, de una interesante película sobre nuestros miedos y deseos, con elementos del mejor cine fantástico y de terror, y alguna escena magistral donde tan solo el diálogo, sugiere un erotismo morboso y visceral.

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