jueves, noviembre 21, 2013

Don Jon (Joseph Gordon-Lewitt, 2013)

El solvente actor Joseph Gordon-Lewitt (The Dark Night Rises, Looper, Lincoln) se estrena en la dirección con Don Jon, una comedia políticamente incorrecta escrita y protagonizada también por él, en la que aborda con complicidad y buen rollo la historia de un pajillero compulsivo, de fuertes convicciones religiosas, que pese a su éxito con las mujeres, encuentra más placer visionando porno por internet que en sus relaciones sexuales. Contra todo pronóstico, Jon se propone abandonar por una temporada los ligues de una noche y conquistar a Barbara Sugarman (Scarlett Johansson), que en apariencia es la chica perfecta.


El actor, director y guionista parece encontrarse a sus anchas, interpretando a un paleto religioso y pajillero, que en el fondo no es más uno de tantos anti-héroes cómicos de clase media con el que, a pesar de su rudeza, la identificación primaria del espectador se hace inevitable. Podemos empatizar o no con sus hábitos onanistas, pero reconocemos en él las inseguridades, los ademanes forzados y todo ese discurso del macho alfa que en el fondo no es más que una fachada ante familiares, amigos y conquistas femeninas.


Aunque lineal y predecible, el guión se sirve de efectivos gags ubicados estratégicamente en la trama que soprendentemente están rodados sin los excesos de otras películas (se me viene a la mente el trabajo de los hermanos Farrely o la saga Scary Movie), optando por un tono realista más en la línea del guionista Richard Curtis (Notting Hill, Cuatro bodas y un funeral). Otro de sus puntos fuertes es el brillantísimo elenco de secundarios encabezados por Julianne Moore, pero donde brillan con luz propia Tony Danza y Glenne Headley (interpretando a los padres de Don) que recitan el guión con pasmosa naturalidad y una gracia innata.


Que un actor se ponga detrás de las cámaras siempre genera inquietudes. El producto final de Gordon-Lewitt no merece en ningún caso el suspenso pero bien es cierto que todo es demasiado fácil en Don Jon. A pesar del discurso irreverente y las continuas alusiones al sexo y la religión, el tono es bastante descafeinado y el arco argumental no es distinto del de cualquier comedia romántica (género con el que incluso se permite el lujo de ironizar en una escena del film, donde el protagonista las llama 'el porno de las mujeres').

Dicho de otra forma, Gordon-Lewitt se nos revela como un escritor ingenioso y con inventiva, pero no asume riesgos reales ni nos ofrece nada que no hayamos visto un millón de veces. Podríamos concluir en que Don Jon es una comedia romántica 'para tíos', pero sólo en apariencia, pues inevitablemente el protagonista acabará encontrando su lado femenino, y el director podrá así reconciliarse con ambos sexos.

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