sábado, noviembre 08, 2014

Interstellar (Christopher Nolan, 2014)

Ya se mascaba en los mentideros de la blogosfera, que esta Interstellar iba a ser la película más ambiciosa de Christopher Nolan. En efecto es un film majestuoso, dónde su abultado presupuesto (164 millones de dólares) camina parejo tanto a su despliegue visual como a su dilatada duración (170 minutos).

A lo largo de estas casi tres horas, se nos cuenta cómo a casua del cambio climático y los atentados del hombre contra la naturaleza, la agricultura se ha visto severamente afectada. Tan solo el maíz puede aún cultivarse. Un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper (Matthew McConaughey) pondrán rumbo a un agujero de gusano cerca de Saturno en busca de un planeta habitable donde preservar la especie humana.


Dicho así, pareciera que hablamos de una artificiosa y multicolorida película sesentera, con héroes galácticos de ojos azules y humanoides de rostros abultados. Sin embargo, quien firma la cinta es Nolan, y eso implica una voluntad constante de racionalizar su premisa narrativa. Estamos ante un film que quiere ser serio, convincente y en cierto modo 'definitivo'. Nolan, legitimado por sus seguidores, pretende marcar con Interstellar el camino que debería seguir la ciencia ficción en el siglo XIX, como ya hizo con el cine superhéroes, reduciendo al mínimo el componente fantástico de Batman y Superman.

Pero si por un lado el realizador (que ha escrito el guión junto a su hermano Jonathan Nolan), en aras de una mayor seriedad, cita a Einstein y a Hawking como si nada, también se permite oscurecer el discurso narrativo con tecnicismos de ingeniría industrial inventados para la ocasión (en esto me recordó un poco a aquel Star Trek de los años noventa, que por otro lado es la antítesis del cine de Nolan).




Mucho más evidentes y manifiestas son las referencias a la ciencia ficción culta de 2001 Una odisea en el espacio, Alien, El planeta de los simios, o la novela de Stephen King Apocalipsis, por poner solo unos pocos ejemplos. En su afán de rigurosidad, el realizador no duda en incluir a la mismísima Nasa como impulsora del proyecto o aludir visualmente a la carrera espacial del presidente Kennedy; el interior de la nave es funcional y austero al estilo de los módulos lunares; y las imágenes del despegue y la puesta en órbita del cohete son una recreación de aquellas filmaciones históricas de las misiones Apolo. De hecho, no se nos muestra la nave en su totalidad hasta bastante después del despegue, limitándonos hasta entonces a cámaras fijas adosadas al casco.

Además de varias escenas de gran impacto e impresionantes landscapes espaciales, otro gran atractivo del film es un reparto de estrellas de primer nivel. McConaughey hace valer su Óscar por Dallas Buyers Club, y nos regala momentos de gran emotividad; Michael Caine demuestra sus tablas y carisma mientras que Matt Damon, John Lithgow y Anne Hattaway cumplen con eficacia.


Uno de mis principales temores era que Interstellar  fuera una película en la que su director nos mostrara que está encantado de conocerse. En efecto, algunas escenas pecan de autocomplacientes (atentos al speech de Anne Hattaway hacia el ecuador del filme), pero también es verdad que el suspense y la anticipación de los primeros 40 minutos funcionan de forma magistral. El desarrollo está salpicado de interesantes e inesperados giros argumentales, y no pocas escenas de acción. Eso sí, llega un punto en que el film se dilata en exceso, y bien podría prescindir de 30 o 40 minutos de metraje, sobre todo en la escena en que McConaughey y Damon se enfrentan, o durante el final 'marca de la casa', que no obstante agradará a los fans de Memento o Inception.

En definitiva, hay que decir que Nolan se da bastante maña en el discurso para hacerlo verosimil, y al margen de ciertas elucubraciones filosóficas y su incesante y manifiesto afán de sentar cátedra en cada género que toca, la película es bastante disfrutable.



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