viernes, octubre 18, 2013

La isla misteriosa (1961)

Estoy en mitad de un ciclo dedicado al mago del stop-motion, Ray Harryhausen, fallecido hace escasamente un año, cuyos avances en la filmación fotograma a fotograma supondrían todo un impulso a la industria de los efectos visuales desde los años cincuenta hasta principios de los ochenta. Tiempo durante el cual nos proveyó de jugosos títulos de género fantástico, mejores o peores, pero todos con el innegable encanto de la técnica que constituye su seña de identidad. 

Dos años antes de la icónica Jasón y los Argonautas y debido al éxito obtenido por Disney con Los Robinsones de los mares del sur; el consolidado equipo formado por el productor Charles H. Scheneer y el animador Ray Harryhausen convencieron a Columbia Pictures para adaptar el clásico de Jules Verne La isla misteriosa, que dirigiría Cy Endfield y se rodaría en la Costa Brava. El film cuenta la historia de unos combatientes de la Guerra de Secesión que, en su huída en globo, van a parar a una isla en apariencia deshabitada, donde tratarán de sobrevivir a fenómenos naturales que escapan a todo razonamiento científico.


De todas las películas de Harryhausen que llevo vistas, esta es la que más he disfrutado. Sin renunciar a la espectacularidad de los efectos especiales, la película ofrece una historia sólida y unos personajes bien definidos y carismáticos. Las licencias argumentales respecto a la novela de Jules Verne (tramas amorosas, y la vocación científica del capitán Nemo que propicia la aparición de los animales gigantes creados por Harryhausen), están integradas en la historia de manera natural y creíble.

  
El ritmo es el adecuado y la escenografía muy variada, imaginativa y de un colorido espectacular, con lo que el film no aburre ni siquiera visto en la actualidad. Cierto es que algunos efectos especiales han resistido regular el paso del tiempo, pero no hablo en este caso de las creaciones del animador (un cangrejo, abejas, un extraño ave y un pulpo gigantes), que siguen siendo maravillosas, sino de acusados bordes negros en las escenas que requieren integración óptica de elementos.


La película tiene no obstante un gran empaque visual y se aleja de otras producciones del maestro más tendentes hacia la serie B, cuando no a ser un mero vehículo para el lucimiento de las criaturas de stop-motion. Aquí son únicamente el condimento perfecto a una historia de aventuras agradable y bien contada. Mención especial merecen el director de fotografía Wikie Cooper por lograr una textura sólida, el decorador Francisco Prósper por su correctísima recreación del interior del Nautilus, y sobre todo, el grandísimo compositor Bernard Herrman, que con su score consigue elevar el trabajo de todos sus compañeros a una quinta dimensión. Para disfrutarla.

1 comentario:

Ramón Moreno Palau dijo...

Una pelicula de agradable recuerdo que solo he visionado en reposiciones televisivas,el genio ¡creador de Ray HaRRYHAUSEN nos depara de nuevo unmagnifico espectaculo con sus criaturas monstruosas,como bien dice nuestro amable anfitrión,de nuevo tierras españolas sirvierón de plató para este film-al igual que para HACE UN MILLON DE AÑOS rodada en Canarias y EL VIAJE FANTASTICO DE SIMBAD,pelicula de 1973 con aroma a los cincuenta o sesenta,no he tenido el gusto de presenciar SIMBAD Y EL OJO DEL TIGRE-la pelicula es un espectaculo visual de aquellos que se vé degustando una bolsa de patatas fritas o palomitas,finalmente recordar a CY ENDFIELD ,el director,por su -para un servidor-obra maestra ZULÚ