Dallas Buyers Club, del director Jean-Marc Vallée le ha valido a los actores Matthew McConaughey y Jared Leto el preciado Globo de Oro al mejor actor y mejor actor de reparto, respectivamente, y se perfila como una de las favoritas en los Oscars 2014, dónde ha sido nominada en algunas de las principales categorías, además de algunos premios técnicos (Mejor película, actor principal y de reparto, fotografía, guión original y maquillaje).
Vaya por delante decir que Dallas Buyers Club merece casi todas las nominaciones que ostenta. La de mejor película, más que merecida o no, es más que nada comprensible,
teniendo en cuenta la temática social que tanto gusta en la Academia. Podría ganar, de eso estoy seguro.
Basada en la vida real de Ron Woodroof, un tejano cowboy de rodeo,
drogadicto y mujeriego, al que en 1986 le diagnosticaron SIDA y le
pronosticaron un mes de vida. A más de seis meses para la aprobación del AZT, Woodroof comienza a tomarlo clandestinamente. Pronto conocerá las verdades y mentiras sobre el fármaco milagroso y se verá enfrentado a doctores y compañías médicas.
La película aborda esta comprometida historia real, con responsabilidad y buen gusto. Se trata de una mirada crítica hacia la industria farmaceutica estadounidense, que llama a la reflexión sobre ciertas prácticas médicas y sobre como el sistema judicial, mediante absurdas burocracias y vacíos legales, favorece a lobbys empresariales, en perjuicio del paciente, el auténtico necesitado de ayuda.
Bien es cierto que los Oscars, como cualquier otra forma de promoción, no ofrece datos fiables sobre la calidad o la relevancia de los títulos a concurso, pero en lo que se refiere a Dallas Buyers Club, hay que decir que además de cumplir los estándares técnicos con sólo 5 millones de dólares, es también un filme valiente, honesto y reconfortante.
Los Globos de Oro de McConaughey y Leto son merecidos. Suelo ser
bastante crítico con los actores que arriesgan su integridad física en
aras de una mayor realismo; pues al fin y al cabo se trata de ficción, y
veo en estas prácticas más un afán de reconocimiento, que un
compromiso con la historia o verdadero talento. Pero en este caso
concreto, estamos hablando además de expresión, voz y lenguaje corporal.
Ambos actores han logrado una caracterización sobresaliente y se
merecen toda la suerte del mundo en la ceremonia.
El guión de Craig Borten y Melisa Wallace, hace concesiones a los modos de narración convencionales; tenemos un arco evolutivo totalmente made in Hollywood para el personaje de McConaughey, pinceladas de humor (escasísimas, pero las hay), veladas historias de amor y unos modernos recursos de montaje que enmarcan la película en la época actual (discursivamente quiero decir, no olvidemos que la acción transcurre en 1985).
En resumen, Dallas Buyers Club es la cruda historia de un héroe atípico, que adopta un modelo discursivo apto para las masas; digerible a pesar de su dureza y con muchas posibilidades de llevarse la preciada estatuilla.
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