Ayer tuve otra pequeña incursión en el cine de terror italiano. Esta vez, entrando de lleno en el giallo, de la mano de Mario Bava y sus Seis mujeres para el asesino. Co-producida en este caso junto a Mónaco y Francia, está considerada por muchos una película clave, por ser el primer giallo puro y absoluta referencia de todo lo que vendría después.
Aunque en mis críticas no suelo hablar de la edición en sí, en este caso no me resisto a denunciar abiertamente a una distribuidora de tan largo recorrido histórico como Filmax Vídeo, que en este caso ha dado un trato flagrante a estos giallos, editados a partir de un máster VHS de una calidad deplorable. Dicho esto, podemos entrar en materia.
Un asesino siembra el terror en el seno de un prestigioso salón de la moda que, bajo su fachada aristocrática, no es más que un pozo de perversión para las altas esferas de la sociedad. El criminal, ataviado con una máscara blanca, sombrero y gabardina, asesina brutalmente, una tras otra, a las bellas modelos que trabajan para la firma. Como ya mencioné al hablar de Aquarius, el giallo se basa en el recurso argumental del whodunit, siendo importante en la mayoría de los casos no solo el quién, sino el cómo. En lo relativo a esta "inventiva criminal", el filme de Bava, aunque no tan excesivo como títulos posteriores, muestra escenas realmente perturbadoras.
Irremediablemente, y como marcan las pautas del giallo, descubrir la identidad del asesino se hace difícil debido al empleo de numerosas pistas falsas diseminadas por todo el guión, sin otro objeto que el de confundir al espectador para sorprenderle con un giro inesperado en el tramo final.
Debido a este guión deliberadamente errático, y también por la iconografía del asesino, el filme de Bava se convierte un modelo paradigmático para definir el género, ya que las constantes del mismo se exponen con una claridad meridiana. Pude apreciar también una estética refinada y una fotografía contrastada y colorista, con una cierta vocación pictórica en algunos momentos. Esto es especialmente notable durante la secuencia de los títulos iniciales, que retrata en una bella composición de "cuadros vivientes" a los personajes que participarán del misterio.
A pesar de sus aciertos y su importancia histórica, el filme de Bava se me hizo algo antipático. No me fue posible la identificación primaria con ninguno de los personajes, por su aire aristocrático y por la absoluta corrupción de su alma. Como fuere, hay que reconocer lo bien articulda que está la intriga, especialmente durante el tramo final; y es que, incluso tras conocer la identidad del asesino, todavía hay tiempo para otra memorable vuelta de tuerca. El uso de planos de detalle, efectos de sonido y sobre todo la magnífica interpretación contenida de Eva Bartok y Cameron Mitchell hacen imposible saber qué ha pasado hasta el último momento.
Aun habiéndola encontrado algo árida y falta de emoción por las razones comentadas, Seis mujeres para el asesino es desde luego una pieza indispensable para todo el que se quiera iniciar en el giallo, y con unas virtudes innegables.
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