Capitán Phillips, de Paul Greengrass, como American Hustle o El Lobo de Wall Street, está también basada en hechos reales. Aun compitiendo para Mejor Película, Capitán Phillips no ha recibido nominación para el resto de premios gordos, como se les suele llamar. Sí que es candidata para Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido, Mejor Montaje, Mejor Guión Adaptado y Mejor Actor Secundario.
En el año 2009, en aguas internacionales a 145 millas de la costa de
Somalia, en el cuerno de África, el buque Maersk Alabama, al
mando del capitán de la marina mercante estadounidense, Richard Phillips
(Tom Hanks), fue abordado y retenido por piratas somalíes, siendo el
primer barco norteamericano secuestrado en los últimos doscientos años.
En un tiempo en que el denostado género de acción está dominado por superhéroes y producciones millonarias, se agradece una película austera y a la vez impactante, como Capitán Phillips. Greengrass es capaz de articular un discurso moderno y comercial, con toques de cine documental (cámara en mano, diálogos pisados, etc.), sin renunciar por ello a un montaje ágil y estilizado, o un uso de la música bastante convencional y efectivo. El guión de Billy Ray es estructuralmente intachable, y consigue desarrollar una trama interesante, a partir de un "hecho real". Si obviamos las quejas de algunos marinos que fueron testigos reales de los hechos, y atendiendo únicamente a las formas de narrar, Greengrass logra hacernos creer que aquello pudo realmente pasar tal cual se nos explica.
La veteranía es un grado, y Tom Hanks anda sobrado de ella. Su aproximación al capitán resulta sobresaliente de principio a fin, logrando un personaje creíble y muy en sintonía con las opciones discursivas de su director. En mi opinión, debió haber sido nominado a Mejor Actor, pues su interpretación logra eclipsar por momentos sus mejores trabajos del pasado. El debutante Barkhad Abdi (de origen somalí) no lo hace nada mal, aunque no considero que merezca hacerse con el Oscar al que está nominado.
En lo negativo, poco hay que decir. La inexactitud histórica señalada por los subordinados de Phillips (afirman que el capitán hizo poco o nada por evitar la situación e incluso la provocó, negándose a dar un rodeo para evitar a los piratas) es sin duda un trago amargo para director y guionista, y síntoma evidente del ciego fanatismo de algunos story-tellers, empeñados en erigir falsos héroes. Atendiendo a esto, algunos podrían llamarla "americanada", pero lo cierto es que como película resulta tremendamente entretenida y tampoco es que haya ningún momento de exaltación patriótica manifiesta.
Al contrario, en Capitán Phillips, el heroísmo está en las decisiones del protagonista, en sus palabras, y su
temple, no en sus dotes para el combate cuerpo a cuerpo ni en su
habilidad para saltar distancias imposibles. Por lo tanto, bien podría funcionar como paradigma de lo que debería ser el cine de acción norteamericano en la actualidad. Sin volverés ni yippie-ka-yei's, mesurada en el uso de efectos visuales y escenas imposibles, pero comercial y espectacular allí donde se requiere.
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