Seguimos con el ciclo sobre Ray Harryhaysen. En esta ocasión, tras realizar 20 Million Miles to Earth (Nathan Juran, 1957), la productora Morningside Films (propiedad de Ray y su socio Charles S. Schneer) acometería su segundo film, que llegó en 1958 y se metería de lleno en el universo de Las Mil y Una Noches. Así nació The 7º Voyage of Simbad (también dirigida por Juran), o Simbad y la princesa, como la llamaron los distribuidores españoles.
Aunque, en principio, ser dueño de su propia compañía confería a Harryhausen mayor autonomía, las reescrituras del guión fueron constantes debido a las reticencias de Columbia Pictures, que coproducía y distribuía el film. Finalmente el guionista Ken Kolb consiguió la aprobación de una historia que aun llamándose El séptimo viaje de Simbad, es en realidad una mezcla de los viajes segundo, tercero y quinto. Simbad navega hacia a la isla Colossa, donde debe hacerse con un pedazo de cáscara de huevo de ave de roc, para la preparación de una pócima que restablecerá a su estatura normal a su prometida, la princesa Parisa. La princesa ha sido hechizada por un malvado mago llamado Sokurah, quien bajo engaños les conduce de nuevo a Colossa para, al mismo tiempo, recuperar su lámpara maravillosa, que le fue arrebatada por los temidos cíclopes.
Ray Harryhausen hará uso del stop-motion para mostrarnos dichos cíclopes, un ave roc (pájaro de dos cabezas que proviene de la mitología persa) y su cría, así como una mujer serpiente, un dragón, y el mítico esqueleto con el que lucha Simbad hacia el final de la película. Todas estas creaciones son sin duda meritorias, no solo por su diseño, sino también por la perfección alcanzada por Ray en esta etapa de su carrera, y por tratarse de la primera película en color en usar stop motion, con la dificultad añadida de los saltos de colorimetría entre los distintos fotogramas, que habrían de ser corregidos en postproducción.
A pesar de estar considerada una de las mejores películas de Ray Harryhausen, he de decir que el guión me resultó simplista en exceso y que ni su espíritu aventurero ni la dirección de Nathan Juran lograron atraparme al cien por cien. Algunos momentos se me hicieron excesivamente pesados y faltos de unidad (cuando el cíclope se dispone a asar a Harufa, mientras el resto de los marineros están, o bien encarcelados con Simbad, o bien emborrachándose con el agua "intoxicada" del manantial). La historia está claramente supeditada a la aparición de las creaciones de Ray y este mecanicismo, así como las continuas reescrituras, resultan en ocasiones demasiado evidentes y repercuten en el ritmo de filme. A esto añadiría un Kerwin Mattews nada carismático en su rol de Simbad y unos diálogos sin mucha chicha.
Bien es cierto que, para compensar, tenemos una espléndida fotografía obra de Wilkie Cooper y bellos exteriores rodados en Mallorca (la isla de Colossa), la Alhambra (todo lo relativo a Bagdad), y Barcelona (para el barco de Simbad se usó la réplica de la Santa María, anclada al puerto). Como ya he dicho, las creaciones de Harryhausen son aquí más espectaculares que nunca, siendo muy disfrutables la exótica mujer serpiente, y el esqueleto que lucha con Simbad al final de la película (precursor del ejército de Jasón y los Argonautas e inspirador para Sam Raimi en su Ejército de las Tinieblas). El resto de trucajes también son de primer nivel, como el depurado procedimiento óptico para empequeñecer a la princesa y los utensilios gigantes que se construyeron para simular su corta estatura.
Una vez más, gozamos de la música del mismísimo Bernard Hermann. El maestro ofrece una partitura notabilísima, en la que introduce toques orientales que dan seriedad, verosimilitud y consistencia a la película.
Sentimientos encontrados, pues, con una de las películas mejor consideradas del maestro Ray. Pese a sus puntos oscuros, y sin llegar a ser la obra maestra que muchos proclaman, es sin duda de visionado obligado y entretenida principalmente a causa de los méritos del departamento técnico.
Una vez más, gozamos de la música del mismísimo Bernard Hermann. El maestro ofrece una partitura notabilísima, en la que introduce toques orientales que dan seriedad, verosimilitud y consistencia a la película.
Sentimientos encontrados, pues, con una de las películas mejor consideradas del maestro Ray. Pese a sus puntos oscuros, y sin llegar a ser la obra maestra que muchos proclaman, es sin duda de visionado obligado y entretenida principalmente a causa de los méritos del departamento técnico.
2 comentarios:
Una pelicula que he visionado en video mas de 2o veces ,por lo mucho que disfruté con ella,el video pasó a mejor vida y no dispongo de DVD O BLU RAY,lastima no haber disfrutado de este autentico espectaculo visual en la pantalla de un cine,a poder ser de un cine de aquellos de programa doble de mi infancia y adolescencia,Ray Harryhausen era un genio creando criaturas animadas-peliculas como esta ,JASON Y LOS ARGONAUTAS,HACE UN MILLON DE AÑOS Y EL VIAJE FANTASTICO DE SIMBAD asi lo atestiguan-aunque discrepo cordialmente con nuestro anfitrión de que este sea el unico interes de la cinta,Nathan Juran fue un director dotado de cierto pulso para las narraciones fantasticas-lo demostró en numerosos episodios de la seria VIAJE AL FONDO DEL MAR,un mito para los de mi generación-y la pelicula desprende un aroma aventurero y naif ,dificil de encontrar en el cine de hoy en dia,dominado por efectos especiales digitales,el 2d y el 3D
Publicar un comentario