Meses antes de que John Landis estrenara Un hombre lobo americano en Londres, Joe Dante se marcaba su propio homenaje a los licántropos con esta Aullidos (The Howling). Aunque las comparaciones son odiosas, son también inevitables. Dos directores a quienes unía una muy estrecha amistad revisionaron el mito del hombre lobo en el mismo año, y ambos con la ayuda del mismo especialista en maquillaje de efectos (el gran Rick Baker, aquí en calidad de asesor).
Karen (Dee Wallace), una popular presentadora de televisión de Los Ángeles, sufre una
crisis nerviosa al estar a punto de ser asaltada por un violador. Para
superar el trauma sigue el consejo del Dr. Waggner (Patrick McNee) que le recomienda
retirarse a descansar al campo. Pronto descubrirá que su estrés post-traumático no es en absoluto el único peligro al que está expuesta.
El guión de John Sayles, basado en la novela homónima de Gary Bradner, es una interesante actualización del género licántropo que sitúa a estos depredadores sobrenaturales en la América de los ochenta, ocultos pero adaptados a la vida moderna, reconvertidos en psico-killers y violadores. A pesar de esta premisa ciertamente atractiva, el primer punto de giro, que por consejo de Waggner lleva a nuestra protagonista a un particular retiro en una comunidad de enfermos mentales, se nos hace tremendamente inverosimil e impostado. Desde los primeros minutos sospechamos que un deux ex machina se cierne peligrosamente sobre la historia (la mandamos al campo para exponerla al peligro), y es que el guión de Sayles muestra demasiado pronto la corrupción de dicha comunidad y la conexión de la misma con el primer asalto a Karen, matando parte del factor sorpresa.
A partir de ahí todo parece suceder por unos demasiado obvios y predecibles mecanismos de causa-efecto; podría decirse incluso que Aullidos cuenta con varios auto-spoilers. Por ejemplo, el marido de Karen se nos presenta como vegetariano, bastante más tarde es mordido por un lobo; algo después ya no es vegetariano, y hacia el final se convierte en lobo. Cada uno de estos eventos se separa unos 20 minutos del anterior y/o posterior, y deja entrever el siguiente. Por si no fuera bastante con un guión algo torpe en este aspecto, el director de Gremlims se revela además como un story teller poco experimentado en materia de suspense. No se corta en mostrar manos, patas y vistas subjetivas del licántropo anulando el horror que genera la anticipación del ataque.
Paralelamente, y aunque la película cuenta con algunos de los más laureados actores del horror film norteamericano, amén de un cameo del mismísimo Roger Corman, o la guapa Dee Wallace (E.T.) de protagonista, ninguno de estos rostros logra levantar el filme por encima del aprobado. El sello de Dante se reduce pues a su gusto por el cartoon y las películas clásicas de terror (muestra varios fragmentos de El Hombre Lobo de George Waggner), tributos en los que también incurría Landis, aunque con algo más de mesura.
Paralelamente, y aunque la película cuenta con algunos de los más laureados actores del horror film norteamericano, amén de un cameo del mismísimo Roger Corman, o la guapa Dee Wallace (E.T.) de protagonista, ninguno de estos rostros logra levantar el filme por encima del aprobado. El sello de Dante se reduce pues a su gusto por el cartoon y las películas clásicas de terror (muestra varios fragmentos de El Hombre Lobo de George Waggner), tributos en los que también incurría Landis, aunque con algo más de mesura.
Técnicamente también se quedaron a medio gas: las metamorfosis, aunque fueron en cierto modo pioneras, quedan muy lejos de las innovadoras y sugerentes propuestas de Un hombre lobo americano en Londres (estrenada tan solo unos meses después) o En Compañía de Lobos (1984). Una fotografía quizá demasiado luminosa da la película un aspecto de telefilme que no lo favorece demasiado.
Supongo que para algunos, todas estas particularidades otorgan a Aullidos un cierto aire de culto o encanto ochentero, pero quiero creer que para que un clásico de los 80's perdure y nos arañe el corazón debe poseer algo más que una estética transochada. En mi opinión, los films mencionados en el párrafo anterior superan con creces el que nos ocupa. Como sea, y aunque el climax durante la revelación en la cabaña me resultó igualmente predecible, reconozco que hay en él algunos de los mejores diálogos. Más adelante durante la última escena en el estudio de televisión, experimenté una cierta catarsis emocional. Estas dos escenas, junto al caracter pionero de los efectos especiales, salvan a mi juicio, el conjunto final y hacen de Aullidos una película cuando menos interesante, aunque con ciertas carencias narrativas.
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