lunes, noviembre 07, 2011

Eva (Kike Mailló, 2011)

Alex (Daniel Brühl), un ingeniero experto en robótica, es convocado por su antigua escuela para retomar un proyecto que dejó a medias diez años atrás: la creación un niño biónico. Alex encuentra su inspiración en Eva; la hija de su hermano David (Alberto Ammann) y Lana (Marta Etura), ambos científicos y antiguos compañeros de Alex.


Cada intento del cine español de abordar la ciencia ficción, merece de por sí una mención. La apuesta por este género lleva implícitos el sacrificio y el riesgo, pues a pesar de nuestro perfeccionamiento técnico, creo que el fantástico en España aun camina sobre una débil línea que a duras penas separa la auténtica película de género, del fracaso más estrepitoso.

A mi modo de ver, Eva se encuentra justo en esa línea. No es un fracaso estrepitoso, pero tampoco es la quintaesencia de la ciencia ficción, ni desde luego una obra maestra. Es un loable tributo de su realizador (el debutante Kike Mailló) al género fantástico.  Aplaudo su valentía; en ningún caso es Eva una mala película.


Su propuesta ha sido usar la ciencia-ficción como telón de fondo para una historia sentimental, a lo que ayuda una fotografía intimista y un uso mesurado de los efectos especiales, sin que por ello dejen de lucir asombrosos en algún momento concreto. El software de "mecánica emocional" que usa Alex, o su mascota biónica, son efectos realmente cuidados y sitúan a Eva a la altura de las grandes producciones norteamericanas.

El reparto está correcto, con un convincente Daniel Brühl a la cabeza, un actor que cada vez me gusta más, por lo realista y natural - casi "casual" - de sus interpretaciones, secundado por Marta Etura, Alberto Ammann y el grandísimo Lluis Homar, en un registro insólito para él. La niña Claudia Vega, sin llegar a ser un "descubrimiento", no lo hace nada mal.


Pero algo le falta a esta película. El drama personal de Alex no logra despertar el suficiente interés y la revelación final, aunque inesperada, tampoco resulta emocionante. El guión no profundiza en los aspectos morales de la robótica y se limita a exponernos ese futuro plausible donde las máquinas emocionales son una realidad. Además, no tolero que, acaso con el propósito de impactar desde un primer momento, el director decida colarnos un spoiler en toda regla al principio de la película. Para manejar los tiempos narrativos de forma ingeniosa hace falta mucho tino y no siempre es necesario u original comenzar por el final. A mi desde luego me mató gran parte de la intriga.

Digamos que Eva es una historia agradable, sencilla e intimista, bien filmada. Sólo cabría esperar en ella un poco más de compromiso moral con el espectador, o perfilar mejor a sus personajes, para compensar la, por otro lado, acertadamente sobria propuesta técnica.